¿Tú quieres eso también?—Sí.—Entonces dime cuándo. Videos Porno Donde tú digas.Él solo respondió con un emoji.Cerré los ojos, el teléfono en la mano, el corazón desbocado. Sabía que al día siguiente no sería la misma. Que después de eso, ese fuego que tanto había controlado… no volvería a apagarse. Elegir el momento. El papel era grueso, sobrio. ¿Cómo?—Soy profesor en tu facultad. Y luego escribí:—Hola… soy la chica de la tienda.No pasó mucho.—Lo sé. No he podido sacarte de mi mente.Un par de minutos después, llegó el mensaje que me hizo dejar el celular sobre el pecho, sin respirar:—Porque te he observado durante meses.—¿Qué? Y luego escribí:—Hola… soy la chica de la tienda.No pasó mucho.—Lo sé. La observé bajo la tenue luz de mi lámpara de noche. Nada más. A la misma hora. Donde tú digas.Él solo respondió con un emoji.Cerré los ojos, el teléfono en la mano, el corazón desbocado. Tomé el celular, abrí WhatsApp, ingresé el número. Me giraba de un lado a otro, una y otra vez, reviviendo su mirada, su voz… su forma de oler mis bragas como si supiera algo que yo apenas empezaba a descubrir.A las dos de la mañana, ya no lo soporté más.
