—me preguntó.—Nada —le dije.Seguimos como si nada. Única. Porno gratis Llevaba una blusa delgada, de esas que apenas cubren. Vi sus pechos asomarse brevemente, suaves, expuestos al aire frío de la tarde.Melissa no se cubrió. Confía en mí.Y luego…Un mensaje que no pude borrar de mi cabeza:“¿Te gustó más que con él?”Ella respondió con un emoji. Y no encontré un mensaje. Vi cómo Melissa se acercaba, hasta dejar a la vista el miembro de aquel tipo.No voy a decir que tenía un gran pene, pero era lo bastante considerable como para ahogar a mi dama. Aunque negaba con la cabeza, su expresión era incierta.Entonces ella giró un poco, dándole el trasero. Caminé con cautela, bordeando la zona, pasando entre arbustos que rodeaban el terreno.Fue entonces cuando escuché voces. El campo estaba medio vacío. Rosado. ¿De no saber cuál de los dos te toca primero?Ella dudó. El silencio que siguió pesaba más que cualquier respuesta inmediata.—No sé… —escribió—. No exagero: esa maravilla de carne me obsesiona. El escote bajo dejaba ver la curva suave de su pecho, sin caer en lo obvio.Con esa confianza silenciosa que nunca me había mostrado así.Y entonces, un video.Él se lo había enviado.—¿Te acuerdas de esto? Que no sepas si lo odias… o si te está encantando. Me quedé
