Yo sabía que era ella porque media hora antes, a las nueve y media, habíamos hablado en el portal, habíamos proyectado la cita. Porno Dicho esto, Selene se quitó el jersey. Pasamos al dormitorio. Me apreté junto a los muslos de Selene y me incliné sobre su busto. «¿Nos sentamos?», preguntó; «Sí, claro, antes nos sentaremos», afirmé, «ahí mismo en el sofá», indiqué. Abrí. Dicho esto, Selene se quitó el jersey. Dicho esto, Selene se quitó el jersey. «Esto no te lo cobro, cariño», dijo, «me casaré contigo», sonrió; «Y ni siquiera sabes mi nombre…», bromeé; «Pues, claro, Ramsés, ¿o crees que no fisgo en los buzones…?».Al cabo de desayunar, Selene apartó la bandeja, se abrió la bata, se acuclilló sobre mi regazo, metió mi polla en su coño, pidió, musitó: «Préñame», y botó y rebotó hasta que, alborozada, en pleno clímax, sintió el calor de mi eyaculación en su vagina. Al cuarto de hora, apareció Selene cargando una bandeja con dos desayunos, incluyendo sendos cafés. Se relamía; estaba tan guapa… Se levantó. «Ooohh», espiré.Selene salió de su escondite. Yo sabía que era ella porque media hora antes, a las nueve y media, habíamos hablado en el portal, habíamos proyectado la cita.
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