Hace un día de primavera, es media tarde, voy por la calle y me encuentro de frente con un amigo, es un hombre alto al que conozco hace tiempo y con el que me llevo muy bien, nos alegra encontrarnos y decidimos tomar un café, los dos estamos casados, pero no hay nada malo en el hecho de que nos apetezca tomar algo juntos.Vamos charlando animadamente hasta una cafetería cercana, una vez dentro curiosamente ninguno de los dos pide café, él toma un vino y yo una coca cola, me gusta su forma de hablar, me gusta escuchar sus historias, me siento cómoda con él.Hablamos, bromeamos y sonreímos, es evidente que estamos a gusto los dos, le miro mientras me habla de su hipertensión, y de lo guapa que es su doctora, mi pulso se acelera, me gusta su boca, me llama, me incita, no puedo apartar mis ojos de ella.Intento controlarme mientras le digo que el tiempo vuela, y se nos está empezando a hacer tarde, él paga las consumiciones y salimos de la cafetería, fuera la tarde es cálida, agradable, invita a pasear, no quiero que se acabe nuestro encuentro, y de repente le oigo decir… “Estoy teniendo pensamientos impuros”… me excita que me lo diga, y pícaramente le
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