¿Tú quieres eso también?—Sí.—Entonces dime cuándo. Porno gratis Pero no funcionó. Había algo en sus respuestas: ni muy largas, ni muy reveladoras. En cuanto llegué a casa, la saqué de nuevo. Nada más. Nada más. Dudé. Pero no funcionó. Te vi antes de que supieras que yo existía.Mi corazón empezó a latir con fuerza.—¿Qué enseñas? Nada más. Había algo en sus respuestas: ni muy largas, ni muy reveladoras. Que después de eso, ese fuego que tanto había controlado… no volvería a apagarse. Nada más. Dejarás que lo haga yo.Me temblaron los dedos. Que después de eso, ese fuego que tanto había controlado… no volvería a apagarse. Sabía que al día siguiente no sería la misma. Te vi antes de que supieras que yo existía.Mi corazón empezó a latir con fuerza.—¿Qué enseñas? Nada más. A la misma hora. Te vi antes de que supieras que yo existía.Mi corazón empezó a latir con fuerza.—¿Qué enseñas? Pero cada palabra dejaba una puerta entreabierta.—¿Por qué yo?—¿De verdad quieres saberlo?—Sí. Donde tú digas.Él solo respondió con un emoji.Cerré los ojos, el teléfono en la mano, el corazón desbocado. ¿Me conoces?—Lo suficiente. ¿Cómo?—Soy profesor en tu facultad.
