Estaba mojada. Me hizo amar lo real, lo sucio, lo que se huele antes que se ve. Porno hd Le habló con voz dulce, como si nada.—Sí, mi amor. No usaba perfume, y eso era parte de su hechizo: olía a cuerpo. “Sounder”. Su aroma me desquiciaba.Siempre me recibía con ropa de estar en casa: pantalones cortos, camisetas pegadas al torso por el calor, sin sostén. Su olor a piel mojada, mezclado con la humedad de la noche, me dio un vuelco en la entrepierna.Pedimos copas. Le levanté el vestido. Le puse la mano en la espalda baja. Calzones usados y axilas morenas.Silvia no era mi tipo… o eso me repetía yo a los 18 años cuando salía con su hija. Su aroma me desquiciaba.Siempre me recibía con ropa de estar en casa: pantalones cortos, camisetas pegadas al torso por el calor, sin sostén. Silvia y yo tomábamos mate o café, solos, en silencio, como si fuéramos cómplices. Me guiaba. Se rio. Se durmió oliendo a mí.Desde esa noche, Silvia fue mía.La veía en su casa cuando su marido no estaba.
