Esa forma de provocar intriga tuvo sus frutos semanas después: Él rompió la tradición y empezó a mandarme emojis de besos que yo contestaba emocionada, pero manteniendo la calma al mismo tiempo. Porno Yo tenía ganas de coger.Uno de esos días sabía que mis padres no se encontrarían en casa, así que aproveché la situación. Esa noche iba a dormir en la calle, pero alguien lo impidió. Alfredo, luego de acompañar a su novia a su casa, llegó a la mía. No dudó en pisar el acelerador de inmediato, follándome rápido y duro. De lo que se perdió por apenado.Tiempo después, en ese mismo año, un joven de grados inferiores, llamado Jaime, de 18 años, me acosaba. Después de esa ocasión lo evité e ignoré hasta que se cansó de insistir.Los siguientes dos años me resigné. Ya no pude retomar el encuentro erótico con mi mejor amigo, pues él prefirió retirarse y luego de eso no me volvió a dirigir la palabra nunca en la vida.
