Ella me rogó, me exigió que no lo hiciera, y al correrse satisfecha entre alaridos de placer, no pudo contenerme y le llené su conejito con unas enormes oleadas de semen.Su vientre femenino se puso tenso cuando las primeras descargas de leche, le entraron como una lluvia de virilidad desbordada. No quería dejarla preñada y por ello le pregunté a Lola, si debía o no salirme de su vagina. Porno gratis Luego al encontrar la raja, hundí entre los labios mayores las yemas, tocando con mimo en su parte superior ese botoncito del clítoris, suave y excitado, que logré hacer crecer con mis caricias hasta convertirlo en un pequeño pene, transportando a mi madre al paraíso del placer supremo.Ella me pedía que no siguiera recorriendo su lado sexual, pero él al encontrar la entrada de la vagina cálida y húmeda, hundí dos, tres dedos en la misma y Lola gritó mi nombre, atenazando con sus músculos íntimos esos intrusos que la hacían temblar de gusto, aumentando hasta límites insoportables los caldos que brotaban desde el interior de su conejito.Cogí enloquecido a mi madre de la mano y la conduje hasta su dormitorio conyugal. Tras colocarle mi aparato genital a la entrada de la vagina materna, con un golpe de riñones conseguí penetrarla totalmente
