Sandra me gustaba, pero, si no había querido ser novia de Tavo siendo él más experimentado que yo, y por la diferencia de edad, nunca pensé que podría tener algo con ella.–¿Qué dices?, si quieres vamos a mi cuarto tú y yo.También me puse a la orilla del sillón esperando su respuesta, en ese momento vi que la entrepierna de Tavo no dejaba nada a la imaginación, usaba un pants, y la delgada tela de la prenda no oponía resistencia a un miembro duro y grande, Tavo no mintió cuando dijo que la tenía igual de grande que el actor porno.–Vamos a ver qué pasa, que las cosas fluyan. Porno En ese entonces tenía veinticuatro años. –Dijo Sandra. –Dijo Tavo al tiempo que se levantaba por el control remoto de la videocasetera.Tavo no tenía prisa para quitar la película, todo estaba fríamente calculado para dejar que continuara. Subiendo las escaleras estaba la puerta del cuarto de Tavo.Al centro de la sala estaba un sillón para cuatro personas, a un lado un sillón para dos personas y al otro lado un sillón individual en el que me senté para dejar que ellos estuvieran juntos.–Vente para acá, aquí cabemos todos.
