No hables. Porno español —preguntó al fin.Pato tomó aire y buscando las palabras sentenció:—Con vos… No sé. “Que se vaya a cagar”, pensó, para agregar enseguida:—No da, boludo. Perdió enseguida. Empecemos —dijo Pato sentándose en el sillón grande.—¿Con quién chateabas?—Lula.—¿Lucía te escribió?—Sí. ¿Venís o juego solo?—Pará un toque. Sin embargo, contestarle “dale” (que era exactamente lo que ansiaba responder) lo ponía en un lugar de mierda que no quería ocupar. No hables. Nada más.—Dale, boludo. ¿Cuántos segundos esperar?—¿Cómo que no es lo mismo? —¿Y chabón? Nada más.—Dale, boludo. Yo ya almorcé.—Ok.***Fueron tres días de incomunicación. “Que se vaya a cagar”, pensó, para agregar enseguida:—No da, boludo. La intrusa los había distanciado, se interponía entre los dos y había que resolver aquello.—Entonces —arrancó Diego sin previo aviso— ¿Están saliendo?— ¿Qué?—Con Lula. ¡Qué impaciente la Diega!—…—Listo. La intrusa los había distanciado, se interponía entre los dos y había que resolver aquello.—Entonces —arrancó Diego sin previo aviso— ¿Están saliendo?— ¿Qué?—Con Lula. Es diferente.“No hables. “No hables”.— ¿Seguro no te va una cruzada? Empecemos —dijo Pato sentándose en el sillón grande.—¿Con quién chateabas?—Lula.—¿Lucía te escribió?—Sí. “No respondas enseguida”, se dijo, pero ¿cómo contenerse? “Que se vaya a cagar”, pensó, para agregar enseguida:—No da, boludo. Nada.—…—Decí algo, forro.—¿Qué querés que te diga?—No sé, me estás preguntando, te respondo,
