Me deshice de su abrazo – esta vez lo logré- y lo cité al cabo de cinco minutos en el dormitorio, para darme tiempo a poner en marcha el equipo de grabación. Porno Comenzamos a relajarnos después de tomar unos tragos y enseguida comenzó sus ataques. Me olvidé de mi marido para entregarme por completo a Fer. Pronto, toda mi cara y mis tetas estaban recubiertas de semen. Sin embargo, no me lo permitió. Luego le pellizqué la verga y los huevos, todavía con el slip. Empecé chupando y mordisqueando sus pezones y acariciándole el paquete por encima del calzoncillo. Separé un poco los labios para verlo, pero mantuve mi boca hambrienta lo bastante cerca del glande para que no se me escapara ni una gota de su eyaculación. ¡” me gritaba Fer entre miles de obscenidades que me excitaban aún más… ¡No, mi amor, nadie es como tú, me encanta que me cojas! Fer me montó y con parsimonia y destreza, empezó a penetrarme.¡Dios, la tenía tan grande! Bueno, hay quien dice que el tamaño de la polla es lo de menos, pero les aseguro, chicas mías, que el día que tengan a su disposición una picha como la que yo he tenido entre mis piernas, cambiarán de actitud.
