Tardé menos de dos minutos en encadenar tres orgasmos consecutivos de una intensidad que no conocía hasta ese momento. “Por favor, acomódese en el sillón”. Porno gratis Ella seguía riendo sin parar y tiraba de mi mano hacia fuera. Pese a todo, el sillón me seguía resultando cómodo. Por último reguló el reposacabezas para situarlo a mi altura y desapareció, sin despedirse, por la misma puerta que había entrado.A los pocos segundos una nueva silueta tomó forma en el umbral de la misteriosa puerta. Era una habitación mas bien pequeña en la que había una escueta barra de bar, una mesa con seis sillas en el centro, un diminuto escenario flanqueado por gruesas cortinas rojas, una puerta que indicaba “aseo”, y otra puerta, a la derecha del escenario, sin ninguna indicación.Nos acomodamos en la única mesa que había. Desde mi posición, en la pared de enfrente se encontraba el monitor anteriormente citado, y el habitáculo por donde había desaparecido toda mi ropa.Detrás tan solo había una puerta completamente lisa, sin picaportes ni cerraduras. Luego, la mitad del asiento se plegó hacia dentro, de tal forma que mi coño quedaba totalmente abierto y suspendido en el aire. De dos de ellas colgaban sendos carteles que indicaban los aseos de señoras y caballeros.
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