Pero años después, en un aeropuerto, un roce de manos los paralizó.—¿Recuerdas las preguntas? La lavó demasiado lento con un jabón de menta que ardía en lugares prohibidos, volvieron a besarse apasionados y cayeron sobre las toallas.Esta vez ella en cuatro, pero con la espalda arqueada como una gata, mientras él, arrodillado, la penetraba por detrás y con una mano le apretaba los pezones.—¿Recuerdas lo que te dije en el cortacésped? Porno español Ares, sudando aquella soleada mañana, cortaba la hierba con furia, los músculos tensos marcándose bajo la camisa empapada. La lavó demasiado lento con un jabón de menta que ardía en lugares prohibidos, volvieron a besarse apasionados y cayeron sobre las toallas.Esta vez ella en cuatro, pero con la espalda arqueada como una gata, mientras él, arrodillado, la penetraba por detrás y con una mano le apretaba los pezones.—¿Recuerdas lo que te dije en el cortacésped? —dijo, fingiendo indiferencia, aunque el vestido blanco se le pegaba al cuerpo del mismo modo que sus pensamientos a él.Él apagó la máquina. —gruñó, mientras su mano le regresaba el cuaderno.—No. El silencio fue más ruidoso que el motor.—¿Qué fantasías no has confesado?—Hacerte gritar donde todos escuchen… pero que solo yo entienda por qué.Ella tragó saliva.—¿Dominar o someterte?—Contigo… lo que sea.
