Desnudo. Cada prenda que caía al suelo era como una memoria de lo ocurrido. Porno gratis No necesitaban palabras; la tensión palpable entre ellas hablaba por sí misma.Rosanna rozó suavemente la mejilla de Vanessa, quien cerró los ojos para sentir con más intensidad cada gesto, cada caricia. O tal vez era él.Mientras la escena avanzaba, sus ojos permanecieron fijos, pero su mente viajaba a sus propios momentos íntimos, a las manos conocidas, a los labios que recordaba con precisión inquietante. Pero lo suficiente para que su corazón se acelerara, y sus piernas se entrelazaron bajo las sábanas mientras ella tocaba su clítoris con su mano izquierda.Rosanna:“Lucas… no eres mío. En cinco minutos te busco.Vanessa obedeció, con un brillo en la mirada.Rosanna siguió caminando hacia su oficina. Solo la observó.—Eres hermosa cuando dejas de fingir que no lo sabes —dijo, con una voz que era mitad orden, mitad caricia.Ambas permanecieron ahí, respirando la una en la otra, rozándose con la mirada y las palabras. Sin una palabra, deslizó su mano hacia la suya, y lo atrajo entre sus piernas, aún sentada sobre la mesa.
