Desde ahí lo vi jalar de los pies a mi cónyuge. Porno Al asomarme por la cerradura vi que se movía piernas arriba, parecía que descansaba sus pantorrillas en los hombros de un ser invisible. ¡Te lo aseguro!Enojada refiriéndose al papel que le había arrojado a la cara, me dijo– Ah ya leí el papelito que me dejaste. Me gusta. La vagina le quedaba grandemente abierta en los embistes de ese miembro viril exageradamente grande. ¿Te olvidas que me acusaste de tener amante?Me reviró– ¿Ah, sí? Salí como relámpago a la habitación de mi esposa. Mi cuerpo paró el viaje al chocar con otra pared. Pito enano. ¿Recuerdas como murió en medio de orgasmos? Elizabeth, gritaba de miedo. En una banqueta del parque, tristemente sentados en ella, se acercó un hombre de barba larga, traje negro y cabello medio cano con maletín chico en la mano. Con esa bestia debo ajustar cuentas. ¡Vete ya! ¡Mira como dejaste morados de mis bracitos y piernitas por tus manotas de chango peludo! Se vistió y salimos de la casa. De regreso a casa el cansancio me llevaba directo a mi habitación a dormir.Una mañana lluviosa, Elizabeth, enojada tocó a mi puerta.
