Movimientos rápidos y desesperados se alternaron con momentos de ternura, como si intentáramos convencernos de que lo que hacíamos estaba bien.—Más fuerte —pidió, su voz por el deseo.Y lo hice. —pregunté, aunque en el fondo sabía que no lo estaba.—No lo sé —respondió ella, su voz temblorosa—. Porno hd Sé que sos reservado, pero te conozco. Ahora, frente a mí, estaba una mujer madura, con una familia propia y una mirada que aún conservaba esa chispa pícara que tanto la caracterizaba.—¿Y vos? Nuestra ropa cayó al suelo, pieza por pieza, como si el tiempo se hubiera acelerado.Su cuerpo era perfecto, con curvas que delataban su vida como madre, pero que no habían perdido su belleza. Era el cumpleaños de mi papá, y la casa estaba llena de risas, música y el aroma a comida casera. Nos miramos, conscientes de lo que estábamos a punto de hacer, pero incapaces de detenernos. En ese momento, estaba pasando por una situación complicada con una chica, algo que no quería tocar ni siquiera en mi propia mente.—No es tan sencillo —respondí, evadiendo el tema con una sonrisa forzada.La noche avanzó, y después de la cena, Luciana se acercó de nuevo.—Te llevo a tu casa —le ofrecí, sabiendo que vivía cerca.—Gracias, pero… ¿por qué no pasás un rato?
