La misma chica que me había llevado el agua me dio un albornoz, unas zapatillas y un paquetito que supuse que sería el típico tanga desechable.No hablaba mucho pero sí sonreía, así que deduje que no hablaba español. Esta vez no fue un roce, sino que apretó más fuerte y sentí un placer muy parecido al que se siente al apretarse el clítoris.No pude evitar que se me escapara un pequeño gemido, pero traté de disimular porque temía estar malinterpretando sus acciones. Porno Entonces me dio vergüenza volverlas a abrir y esperé a ver qué hacía ella.Tiró el tanga al suelo y sin dudarlo metió sus dos manos entre mis rodillas para separarlas despacio pero firmemente desde la cara interna de los muslos, con sus palmas pegadas a ellos. Os voy a contar algo que me pasó hace muy poco y que jamás me imaginé que me podría suceder a mí. Se mantuvo así durante unos deliciosos segundos, consiguiendo que se endurecieran más y se alargaran. Ella me miraba divertida mientras yo la seguía con la mirada, con cara de desesperación por saber qué sería lo siguiente que me haría para excitarme.
