Sentí que la poca voluntad que quedaba en mi cuerpo estaba abandonándome. Así que esta vez tomé la iniciativa y lo llamé yo. Porno gratis Nos empezamos a besar y acariciar, nuestras lenguas se enroscaban una con otra mientras nos metíamos mano. Completamente desatada, empecé a gritarle:– ¡Andrés, tú sí que sabes cogerte a una hembra, cabrón! Unnng!» gemí ininteligiblemente mientras seguía con su tranca palpitante enterrada en mi ondulante garganta por más de medio minuto. Al principio, estuvo contenido y me dejaba hacer todo el trabajo, pero después de cinco minutos de mamársela a un ritmo brutal, empezó a empujar sus caderas hacia mi rostro con la intención de aumentar aún más el ritmo de la mamada. Aquello me tranquilizó bastante y me quitó un gran peso de encima. Más y más rápido mi cabeza iba hacia delante y hacia atrás, tragando más de la mitad de la rígida verga de Andrés en cada pasada.Agarrándome del cabello, Andrés sacó mi boca babeante su polla, y luego se levantó de la cama y, sin dejar de tirar de mi cabello, me puso de cuclillas frente a él. Lo menos que podía hacer era invitarle una copa del vino que él mismo había llevado.Bebimos una copa, luego dos, e inevitablemente nos relajamos y fuimos
