Espero que encuentres la felicidad con alguien más, Sebastián, lo mereces más que nadie.—¿Y tú? Porno Entonces lo tuve que decir:—Más despacio, cariño. —Bajó la mano por entre sus piernas y puso su celular a la altura de mi cara, donde lamía voraz. La señora llevaba años viviendo con ellos, era quien se encargaba de cuidar a los chicos mientras Sofía trabajaba. Ponlo donde quieras.Claro que lo haría. Inesperadamente, la sangre volvió al lugar correcto, mi hombría emergió de su descanso, mi «soldado» volvió al campo de batalla.Sofía soltó una risotada.—Mmm. No estoy… acostumbrado. Se fue hace 8 años, y aquí estoy, todavía intentando olvidar.Ella puso unos ojos tan amorosos que sentí ganas de besarla. Y era mía.Descendí por el centro de sus nalgas y lamí su ano, ella dio un brinquito; inspirado por su reacción, me aventuré a meterle un dedo, apenas ella lo sintió entrar, se agitó y me miró con malicia.«No», dijo sin hablar.Lección aprendida. Aquel gesto hizo que mi corazón palpitara aún más aprisa. No tengo condones.—No es problema.Sofía se empinó un poquito, tomó mi pene y lo dirigió hacia su entrada. Y era mía.Descendí por el centro de sus nalgas y lamí su ano, ella dio un brinquito; inspirado por su reacción, me aventuré a meterle un
