En la bombacha, su recuerdo. Me pellizcó los pezones, me mordió uno. Porno Lo miré. Él gimió, me agarró del pelo y me dejó hacer.La chupé con hambre. Sentía sus gemidos bajitos, graves, como si no pudiera contenerse.—La puta madre…Me subí encima suyo, le pasé la concha mojada por la punta de la pija sin meterla, solo frotando. Germán.El Germán callado del colegio. Me la metí en la boca sin decir nada. Él me miraba, jadeando. Cuando agarré la campera, me preguntó:—¿Te puedo volver a ver?—Veremos —le dije, con media sonrisa.Intercambiamos teléfonos. Y ahí estaba.En una esquina del bar, con esa misma cara de serio de siempre, pero más hombre. Me llenó la cara. Él me miró con esa media sonrisa y me dijo:—En el cole… yo te tenía terribles ganas. Él me miraba, como sabiendo que no me iba a quedar. Pero no me animaba ni a saludarte.Me reí, genuina.—¿Y por qué no me dijiste, boludo?—Porque no me dabas ni cinco.Nos miramos. Mayo me trajo una sorpresita.Había tenido una semana larga, y esas reuniones de ex compañeros siempre me parecieron una mezcla rara de nostalgia forzada y competencia pasiva.Una de las chicas insistió, me tiró el “vamos un rato y si pinta, nos vamos”… y bueno, fui.
