Quiero que me uses, que me embadurnes, que me dejes con el cuerpo lleno de ti. Porno gratis Volví a chuparla, más fuerte, ahora metiendo la nariz, embriagándome con ese olor que me volvía salvaje. Ella abrió un poco las piernas, ofreciéndose como una diosa sucia y salvaje. Mi juguete. No tenía que hablar. El calor, la humedad, el atrevimiento… Todo era tan real que apenas podía controlarme.Cerré los ojos. Dámelo todo, perra —le respondí, sujetándole el cabello con una mano y presionando su cabeza contra mí con la otra.Y ella lo hizo. Gateó, obediente, pero con una sonrisa torcida, como si hubiera estado esperando que la domara.—Eres una perra —le escupí en la nuca, jalándola del cabello hacia atrás.Ella se relamió los labios.—Entonces trátame como una.Le até las muñecas con mi cinturón, firme, sin cuidado, y la jalé por el pasillo como si fuera un animal en celo. Me miró desde abajo, tragándose la humillación como si fuera ambrosía.—Hazlo bien —le dije—. Apagué el motor.—Lo sabrás cuando cierres esa puerta.Ella dudó un momento. —le pregunté, caminando en círculos.—Tuya. Me temblaron las piernas.—Mucho más de lo que debería.Le bajé lentamente la tela, y la lancé lejos. Esa axila… sucia, tan natural, tan brutalmente excitante. Una mata que cubría todo como un símbolo de
