Seguía mirando esa polla hasta que no pude más y le grité:– Dame tu polla cerdo!El viejo gordo me miró sorprendido por mi reacción. Porno El gordo hizo lo mismo con su polla. Un hombre algo más joven que él. Un hombre algo más joven que él. No era tan gruesa como la de mi abuelo pero si más larga. Si un hombre quiere follar, vosotras tenéis que abriros de piernas. Es lo que te mereces perra.Me corrí de gusto escuchando esas palabras mientras me tragaba su polla hasta el fondo. Quieres esto? Lo estás entendiendo?– Si, señor.– Muy bien. Mi abuelo apretó su polla metiendomela aun más al fondo, corriendose. Me relamía pensando en chuparla. Entendido?– Si, señor.– Vamos a ver si lo has entendido.Mi abuelo se sacó la polla, iba a mamarsela pero me dijo que pusiera el culo. Que te desvirgó el culo y te corriste. Tenía gafas de pasta negra y una mirada sucia que redondeaba a la perfección con su cara de vicioso. Obedecí.
