Pero se conformó con ver, como su amigo, que estaba haciendo equilibrio sobre el asiento, la obligaba a chuparle la pija. Era como ver una película porno, pero mucho mejor. Porno gratis Ella se cruzó de brazos instintivamente, como queriendo protegerse de las miradas lascivas de los desconocidos. Una de las manos ya estaba escarbando por debajo de la pollera, y hacía a un lado la tanga.El tren frenó en otra estación, pero los hombres, perdidos en la lujuria, ya no repararon en si alguien podía interrumpirlos.Ella sintió algo duro tocar su rostro. Se paró, y se miró en el espejo. El tren paró en otra estación. Era muy tarde y nadie parecía viajar para esos lados a esas horas. El otro, fascinado comenzó a masturbarse frenéticamente y largó el chorro sobre su pierna desnuda.“Vamos, vamos”, dijo el que la obligó a mamar, bajándose de la silla. Era muy tarde y nadie parecía viajar para esos lados a esas horas. El otro, fascinado comenzó a masturbarse frenéticamente y largó el chorro sobre su pierna desnuda.“Vamos, vamos”, dijo el que la obligó a mamar, bajándose de la silla. Era como ver una película porno, pero mucho mejor. Se dio cuenta de que de su cartera colgaba el pañuelo verde.
