Después la chaqueta. Porno gratis Alma gimió bajito, sin importarle que Ángela estuviera haciendo lo mismo a medio metro.Mientras José le recorría la espalda y las caderas, Alma sintió otra mano que se posaba en una de sus nalgas, acariciándola con descaro. Saludaron con normalidad, como si la noche anterior nunca hubiese existido. El amigo de Ángela también la devoraba con la mirada.—¿Contentos? Abrió los ojos y vio que era el amigo de Ángela, que también estaba excitado.Por un instante, pensó en dejarlo. La luz cálida y el alcohol empezaron a ablandar todas las resistencias. Se dio una ducha fría, intentando enfriar la memoria del roce de José contra su cuerpo, de cómo casi se lo había comido vivo en aquel rincón.Cuando llegó el momento de partir, la tormenta cayó como un diluvio. —la pinchó Ángela.Los hombres se miraron entre sí y soltaron una carcajada nerviosa. Pero mientras conducía, una sonrisa pícara se me escapó. Cuando llegamos a la habitación, cerré la puerta de un golpe, el chasquido seco resonando como una promesa. Cada paso me hacía sentir más viva, más hambrienta. Si te toca, tirás una moneda. —preguntó él, la voz cargada de tensión.Ella contestó besándolo.
