Para que hasta el último rincón de tu cuerpo diga que eres mía.Ella sonrió. El olor se sentía aún sin acercarme del todo. Porno español Me llamó la atención de inmediato. Un encuentro sucio entre dos almas rotas, donde por unos minutos, el asco se volvió deseo… y la calle fue un altar de pecado.Ella seguía entre mis piernas, como si chuparme fuera su forma de sobrevivir. El aire aún olía a ella… a esa mezcla brutal de sudor, feromonas, calle y sexo sin control. La presioné. Se lo tragó sin miedo, sin piedad. Lo quiero. Pues prepárate para que te enferme más.Se frotó lentamente contra mí, dejando todo su calor, su humedad, su aroma pegado a mi piel. Excitante como una droga. Una mata que cubría todo como un símbolo de abandono… y de poder.Me arrodillé frente a ella. Obediente. Tu maldita adicción sucia —me respondió, sin dudar.La levanté de los cabellos y la empujé sobre la cama.—Y ahora… te voy a marcar como tal.La arrojé sobre la cama como si no valiera nada… pero sabiendo que para mí, valía justo por eso: por dejarse tratar así, por ofrecerme su cuerpo sucio, su olor fuerte, su lengua hambrienta, su alma rota.Ella jadeaba como una presa dominada, pero en sus ojos brillaba el
