En ese tiempo podemos hacer de todo. Yo, paralizada, no hice nada para evitarlo.Quedé con las piernas abiertas, totalmente expuesta, frente a él. Porno Cada tanto llegaba tarde de la escuela, y me decía que había estado con algunos compañeros. Estaba Robi, el chico rubio, carilindo y musculoso, que tanto detestaba. Pero él me ordenó que me detenga.-¡Pero ya van a venir! Le dije, muy animada, que no había problemas.A eso de las tres de la tarde escuché el alboroto mientras mi hijo llegaba con un grupo de chicos. Eran los compinches de Robi, todos repetidores de años, alguno incluso ya rondaba los veinte años.Todos estaban sentados en el living, frente a la tele, jugando a un viedojuego. Quizá debería calentarle la pava para mantenerlo contento, y nada más.Pero las cosas no serían tan fáciles como imaginaba. Eso sí, mis tetas no se podían esconder en ninguna prenda.Había cinco chicos con Leandro. Lo hacía sin tocarme, sólo su pelvis depilada chocaba con mis muslos. Se lo notaba más vivo, más libre. – Los saludé.Desde sus lugares, me saludaron con un «Hola señora Clara», al unísono.
