Nos dijo llamarse Albertina. Videos Porno Total, no sería contra sus voluntades. Enfurecido le vacié todas las balas de mi pistola. Ahorré y al pueblo llegué. Las entregas eran espontáneas. En su lugar estaba la mujer esperando. Nerviosas tallábamos en las piedras. Al muy desgraciado lo conozco. Viví de mi trabajo. La abuela Helene, cómoda en su mecedora, observa a lo lejos a su nieta, a las orillas de los sembradíos de maíz.En todo momento, su rostro, muestra la preocupación de qué se adentre en las siembras.Al ver a Raquel, hija de su hijo, en los surcos para cortar mazorcas, se levanta gritando– ¿A dónde va chamaca? Mi comadre y yo, sentimos temor. Me regaló en medio de su semen ardiente, el primero de muchos maravillosos orgasmos. Aceptamos pagar.De la nada aparecimos en nuestras casas. El cuerpo me exigía saborear el enorme y aterciopelado pene de ese ser extraño.Por las noches mis manos no pararon de acariciarme. Cúmplase la modificación al pacto de forma inmediata.
