«Ah, Alejandro, ah, ah, ah, aahh». Sus labios apretaban el tronco, su lengua lamia el glande. Porno gratis A mí sólo me había sido dado el placer de acariciar su blanca piel y disfrutar de sus femeninos pliegues. «Oh, Elisa, me co-rro, oohh». Todo esto era un cuento, una historia que nos habíamos inventado sobre nosotros mismos a raíz del accidente que nos dejó huérfanos: Elisa era una futura reina; yo, su fiel lacayo.Desayunamos zumo, tostadas con mantequilla y café y encendimos dos cigarrillos. Elisa volvió a casa por Navidad. Yo, por mi parte, ya lo supe desde que tuve conciencia de la muerte de mi familia.Esta noche, que es Nochebuena, he sorprendido a mi hija poniéndose una diadema en la cabeza frente al espejo. Me desnudé a los pies de la cama y me metí en esta, tapándome a mi vez. La hice pasar.Elisa es mi amiga. Elisa se dio cuenta a tiempo. Su figura, menos angulosa que cuando joven, invitaba a largas tardes follando en nuestros dormitorio con las persianas bajadas, con la media luz que entraba por las diminutas rendijas, mientras nuestra descendía disfrutaba de la compañía de sus amistades en el cine…, o en cualquier otro lugar destinado a entretener a los jóvenes.»Uff, Elisa, oh, oh».
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Hermanastros Solucionan Sus Malentendidos Con Intenso Sexo
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