Tal vez una señal, un número. Sus axilas seguían como antes: tibias, ligeramente húmedas, con vello corto, natural… la piel suave, el olor más fuerte, más íntimo.—Pensé en esto toda la semana —le susurré, pegando mi lengua a esa hendidura.Ella gimió, bajito. Porno español Me subí al coche con la piel caliente y su aroma pegado a mi barba. Cuando me acerqué, levantó los brazos y me lo ofreció sin palabras.Ahí estaban: sus axilas húmedas, morenas, velludas. Luego la otra.Volví a hundirme en su olor como si fuera oxígeno. Yo fingía normalidad… pero por dentro, ardía.Me sentía sucio, sí.Pero más que eso… me sentía vivo.Volví a verla días después. Hundí mis dedos sin cuidado, la abrí y la lamí completa. Era como si el universo me hubiera abierto la puerta directo al infierno, y yo me metí sin mirar atrás.Le escribí, sin rodeos:“Estoy solo. Cuando me acerqué, levantó los brazos y me lo ofreció sin palabras.Ahí estaban: sus axilas húmedas, morenas, velludas. Sin decir nada, me bajó el pantalón, me tocó entre las piernas… y se arrodilló.No fue como otras veces.
