quiero que pares esto ahora… aquí hay otro tío más… para, mierda!.En ese momento le quité la venda de los ojos, la desaté, quiso salir corriendo con ojos desconcertados pero aquellos dos moros la tomaron de la cintura y mientras uno la penetraba entre sollozos el otro la obligaba a tragar su grueso y enorme miembro. Porno quiero que pares esto ahora… aquí hay otro tío más… para, mierda!.En ese momento le quité la venda de los ojos, la desaté, quiso salir corriendo con ojos desconcertados pero aquellos dos moros la tomaron de la cintura y mientras uno la penetraba entre sollozos el otro la obligaba a tragar su grueso y enorme miembro. La dejé así unos diez minutos, cerré la puerta del dormitorio y desde la cocina la podía oír llamarme, quejarse, aburrirse, cuando llamaron a la puerta.Dos hombres magrebíes, dos moros entraron, me dieron la aprobación con la vista a la chica y me pagaron el precio convenido, cuarenta euros por los dos les parecía un precio más que razonable. Pudieron pasar así no sé… cinco, diez minutos, quince tal vez, de repente ocurrió el milagro, sus piernas se abrieron un poco, solo un poco, el hueco justo para admitir media mano antes de que quedará prisionera e incapaz de
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Intimidad Casera
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