Siempre parece que anhelemos lo que no tenemos. Porno —quiso saber.—No. Seguidamente inició un movimiento oscilante de caderas como motor de una verga que entraba y salía con una cadencia acompasada, mientras los dos amantes emprendían una sonata de jadeos incesantes. —preguntó Benito.—Me da igual. Sus problemas serán otros. Tenía que contar los años que hacía que no disfrutaba de un buen sexo. Una humedad caliente envolvió su polla y un deleite indescriptible arrolló su ser. Nunca podemos saber si las decisiones que tomamos son las correctas, lo que sí que sabemos es que siempre podemos intentar enmendar nuestros errores e intentar cambiar algo.—¿Me estás haciendo una proposición, Benito?—¿Y por qué no?—¿Sabes?, siempre te subestimé. Se sentó junto a ella en el sofá, pero respetando su espacio vital para no incomodarla.—¿Cuéntame algo de ti! Después compartió alquiler y cama con otra mujer con la que pensó que tenían en común algunas inquietudes, pero nuevamente le salió rana cuando la sorprendió en el lecho retozando con otro. No quiero que me reconozcan.—Podemos ir a mi casa, —puntualizó Benito sin segundas intenciones.—¿Crees que eso es buena idea?
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Isla Caliente 2: Placer Prohibido
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