Un buen día, estando sentado con la mirada perdida en su forma de andar, no me percaté que se dirigía con sonrisa maliciosa.―¿En qué piensas chico?―¡Ah! El único problema estribaba en que aquella chica no seguía ni de cerca el ritmo que yo marcaba.Como no podía ser de otra forma acabó mandándome a un “lugar muy lejano” que no voy a mencionar y me quedé sin novia y sin sexo. Porno gratis Por un momento la perdí de vista entre tanta muchedumbre y cuando volví la vista a su mesa ya no estaba allí.Entre un grupo de chicas que ojeaba una de las enormes estanterías pude verla de nuevo. Ella por un momento se percató de la mirada indiscreta y, con una fugaz mirada, se cruzó con mis ojos. Imagino que rondaría los 35 años aproximadamente. Era una mujer joven, de buen ver y agradable… ¿cómo podía darle asco a un hombre?El caso es que su vida amorosa se resumió en un corto noviazgo de juventud, muchos estudios y un corto matrimonio con final triste.Evidentemente no paré de halagarla y decirle que a pesar de mi edad la veía muy atractiva y medio en broma le solté que si fuera más mayor no dudaría en seducirla de verdad.
