Yo estaba contraída y tensa como para poder sentir placer, pero con cada lengüetazo con cada movimiento de sus dedos, mi resistencia fue cayendo hasta terminar por estremecerme. Resultó delicioso y excitante sentir como abrazaba aquél miembro. Porno gratis O si le apetecía me tumbaba boca arriba y ella boca abajo colocando su sexo en mi cara y el mío en su boca. Una de sus compañeras, viendo y suponiéndola satisfecha, la apartó y se hizo con la erguida verga e imitó sus gestos. Así que allí estaba yo desnuda, con las nalgas doloridas de la azotaina anterior, y con mi sexo y mis pechos a la vista de aquella pandilla de gamberros. Ya me habían desnudado, lavado, azotado e incluso follado en aquel banco de madera en mitad del poblacho. Mientras me follaban no tuve tiempo de hacerlo, estaba fuera de mí gozando por completo, pero luego les odié. Y en ese momento que, sin quererlo de inicio, había empezado a gozar, a mojarme hasta extremos insospechados, justo en aquél momento que hasta les hubiera suplicado para que siguieran follándome como una perra hasta caer todos rendidos, se fueron dejándome sola.
