Me dijo que me pusiera en pie y lo hice. Porno “¿Te gusta?”, le pregunté. Se movía lentamente metiendo y sacando el glande de su joven coñito. Cogió mi polla, la puso en su entrada y se introdujo el glande, estaba tan húmeda que mi glande pareció arder en su interior. Ella asintió. “No estés nerviosa, si no quieres, o si en algún momento te sientes mal, dímelo y paramos, ¿ok?”. “¿Te gusta?”, le pregunté. Se movía lentamente metiendo y sacando el glande de su joven coñito. Lo hizo desde el segundo día que hablamos y se había convertido en su ritual. Ella seguía moviéndola, pero le cogí la mano para que ralentizara el movimiento. “No empujes más, me da miedo”, dijo. Empecé a masturbarme despacio. Me desabroché y abrí los pantalones. Empecé a masturbarme despacio. “Mira, como en el chat”, bromeé y ella esbozó una sonrisa nerviosa. Se inclinó y me dio un beso en el glande para después metérsela en la boca. Cuando me confesó esto no pude evitar cierta emoción, me gustaba provocar esa sensación en ella.
