La amaba con locura. Porno Dos eran de Juan diciéndome que ese día no estaría en casa, y otro de Déborah. Su culo merece todas las miradas del mundo.Desde que cumplí los dieciocho me he estado planteando seriamente el pedirle sexo. Tenía la polla a cien.–Mucho –contesté, y acto seguido dirigí mi mano a su cintura. Dos eran de Juan diciéndome que ese día no estaría en casa, y otro de Déborah. La amaba, y quería sentirla en todo su esplendor. –preguntó Juan.–Claro. Sabía lo que estaba a punto de pasar.Me tiró al sofá, se puso encima de mí y empezamos a morrearnos. Sabía lo que estaba a punto de pasar.Me tiró al sofá, se puso encima de mí y empezamos a morrearnos. Su cara de puta, con esos ojos café. Déborah sabía besar, y muy bien. Una vez ambos habíamos calentado, se arrodilló en el suelo, me bajó el pantalón y sacó mi polla, durísima. Su culo merece todas las miradas del mundo.Desde que cumplí los dieciocho me he estado planteando seriamente el pedirle sexo. Genial, ahora tendría que esconderlas.De repente, escuché unos pasos rápidos y miré a la puerta.
