Me acomodó en la cama y empezó a chuparme mi cuquita tan rico que yo gritaba de placer, tenía una técnica depurada para introducir su lengua en mi vagina, me puso en cuatro y siguió dándome sexo oral, pero ahora la técnica incluía una lamida de ano, algo muy rico que nunca antes había experimentado y como me sacó unos gemidos continuó con más énfasis en esa área, pero ahora trataba de introducir su lengua dentro de mi orto lo cual disfrutaba muchísimo.Alfonso se quitó su pantalón y dejo ver el monstruo que tenía entre las piernas, el largo era como el de mi marido, pero el grosor era lo doble, me hizo metérmelo en la boca, pero me costó trabajo metérmelo, así que decidí mejor lamerlo por los lados y pasear mi lengua por su gran cabeza, los dos estábamos tan calientes que me lo metió de un empellón, yo sentí que me partía en dos, me dolió pero pronto me acostumbre a esa vergota, era un dolor placentero que nunca había sentido con mi esposo, a pesar de que el maestro Alfonso ya estaba maduro tenía la energía de un tigre o tal vez eran la euforia de coger con una mujer menor que él.Yo agradecía esa experiencia porque
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