Alejado del ruido, de la música y los petardos, cómodo recostado en añoso roble, ojos cerrados esperaba que se me diera la ocasión de volver a avanzar en la ímproba tarea de seducir a la Pato.—¡Cuco!, ¿Quién soy? Porno Siguen los jadeos, las palabras sin sentido, su espalda se pone tensa como resorte, arquea buscando el mejor ángulo para empalarse más profundo, acelera el ritmo y por fin… le llega el orgasmo tan temido.Se deja morir en un mar de jadeos y epítetos groseros, libera sus sensaciones más primarias, y las emociones más intensas para dejarse morir recostada sobre mí, viajando en ese momento de éxtasis de sensualidad y locura.El orgasmo urgente de Pato me cortó la inspiración, se demoró mi eyaculación, pero tuve la gentil delicadez de esperar que sus convulsiones de disolvieran entre mis brazos.—Te corté el polvo ¿no?—Sí, estaba… casi llego—Deja que me levante y vemos cómo te sacamos esa lechita.Se colocó de cara al árbol, del lado oculto para el resto de la familia, se levantó la falda y me invitó a recorrer el interior de su vagina, de parados era la única opción viable.
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