Adrián apretó su mano, incapaz de prometer lo imposible.La noche del baile, mientras el palacio resplandecía con antorchas y risas, Lauro se hundió en su soledad junto a la chimenea, el rostro empapado. “Eres hermosa”, susurró, y la tumbó sobre la cama. Porno gratis Sus dedos se rozaron, y el aire se cargó de una tensión silenciosa. “Ve, y toma lo que amas”, susurró señalándole un portal mágico por donde podía ver la entrada a palacio. Las manos de Adrián trazaron caminos de fuego sobre la piel de Lauro, descendiendo por sus caderas hasta arrancarle un gemido.Cuando lo tomó, fue con una mezcla de fuerza y ternura, sus cuerpos moviéndose en un ritmo que los llevaba al borde del delirio. Pero Lauro, radiante en un vestido blanco bordado con hilos de plata, el collar de perlas blancas resplandeciendo en su garganta, eclipsaba las dudas. Pero no fue solo lujuria: con cada encuentro, Gael miraba a Adrián con una ternura que no podía ocultar, y el príncipe, aunque lo negaba ante sí mismo, sentía que su corazón se abría a él, un afecto que crecía como una enredadera silenciosa.Lauro, atrapada en su forma femenina, también buscaba consuelo.
