No mostró un mínimo de resistencia.—Ufff, dios, ¡cómo la chupas! Porno español ¡Así!—Dios Bea, no sabes cuánto tiempo he deseado esto. Sentía en mí la soberbia del que sabe que no va a ser rechazado.Habíamos dado un largo paseo hasta llegar a aquel parque escondido. Ella no tardó en agarrarme de la camisa y colocar mis labios sobre los suyos.—Es que me vuelves loca.—Piénsalo, no hacemos nada malo. Notaba como cada vez su cuerpo se tensaba más, como sus gemidos eran cada vez más agudos. Me moría de ganas de correrme en la boca de Bea, pero no se me iba a escapar sin que me la follara.—Voy a follarte aquí mismo Bea. Y la humedad no dejaba dudas. Difícilmente podríamos haber dado una explicación en aquella situación. Ese Fer es un tipo con suerte por tenerte para él. Por favor, espera.Pero a esas alturas yo ya estaba mordisqueándole los pezones. ¿Qué crees que dría Fer si te viese aquí, tirada en este banco y siendo manoseada por un casi desconocido?—No le gustaría, eso seguro.—Eres mi puta Bea. Y necesitas sexo, lo sabes. Notaba como cada vez su cuerpo se tensaba más, como sus gemidos eran cada vez más agudos.
