Por supuesto, siempre pido una cita con Felipe. Porno gratis Con sus pulgares, empujó mi dura polla hasta que se puso del todo erecta, apuntando al techo. Mirándome fijamente sólo dijo:— Gracias —y salió de la habitación.No podía creer lo que acababa de suceder. Claro… mi polla había empezado a endurecerse, se estuvo saliendo de debajo de la toalla, lo había visto y había doblado la toalla enrollada en mi cintura. Puse freno, me arrimé al arcén y, montado sobre la bici, llamé para pedir una cita y que me dieran un masaje. Mientras trabajaba en mi primera pierna, fui notando gradualmente algo… diferente. Pero me vestí, salí, me paré en el mostrador para pagar y me fui. Era tan erótico. Nunca me habían hecho eso así antes, solo una vez me lo hicieron por debajo de la toalla. Luego la enrolló sobre mi cintura y masajeó mis glúteos directamente. Me roció con un poco de aceite de masaje, envolvió su mano alrededor de ella y comenzó a acariciarla. Ocurrió lo mismo, primero suavemente y apretando con firmeza y cuando llegó al muslo, debió haber visto que mi polla se animaba, y no solo rozó las pelotas, las tocaba acariciándolas.
