Teresa se vistió con su chándal nuevo, se calzó sus Nike, se miró al espejo y se gustó pensando que todo estaba en su sitio y en su justa medida. Porno español Hace días que no lo hacemos.—Ahora no podemos. Sé que eso no es un consuelo para ti. Delante de nuestros amigos les haces ver que me quieres con tus muestras de afecto. Ninguna de las dos parecía querer hablar hasta que Natalia rompió el hielo.—No he venido a juzgarte, ni a reprocharte nada, aunque supongo que será inevitable que lo haga. —le pidió intentando recobrar la cordura, o al menos, pretendiendo administrar un poco de sensatez a la carencia de ella que su amante demostraba. Puedo aceptarlo todo, lo que no acepto es que me vengas con embustes.—Eres muy perspicaz Natalia. Con ello, su vista desenfocó por un momento a sus seres queridos, sumiéndola en una neblina que se adueñó de su ser.—¡Para! —preguntó un tanto traviesa.—Voy a pedir el divorcio.—Estás como una puta cabra, —rio.—Hablo en serio. Podría perdonarte si os hubierais enamorado el uno del otro y me lo hubieras dicho, pero no es así.
