Le llevé el sabor de su sexo a los labios y la besé como nunca había besado a nadie.Sentí en ese momento su lengua impetuosa que chocaba con la mía. El semen salió como disparado de mis huevos. Porno Ella abrió los ojos de repente, como asustada. Le separé las rodillas y, después de acomodarme hacia el costado, me quedé embobado mirándole la concha. Sus labios no deglutían mi pija, más bien, como si fueran una segunda boca, la lamían, la ingerían con un movimiento suave, persistente y sosegado. Me empujó hacia atrás y, sin sacarse mis dedos de su agujero, disparó un chorro explosivo, relativamente breve de fluidos. La dejé ir. Pero le prometí que lo volveríamos a hacer las veces que ella quisiera. Me abrió la bragueta y liberó mi pija. Mientras duraba el disparo, se contorsionó trayendo el pecho hacia adelante. Agarré la tela con mi mano derecha y se la levanté como un velo por encima de la espalda. Agarré la tela con mi mano derecha y se la levanté como un velo por encima de la espalda. Si cuando vengo nunca me da bola. Me guiñó un ojo y desapareció de mi vista.La tanga rota había quedado atrapada al costado del asiento.
