Fuimos a un restaurant francés. Porno español “Estoy ardiente”, me dijo.–¿Qué te gustaría?–Una fiesta. Yo siempre me he negado, pero esta vez me vino de perillas. Sentía sus contracciones en mi polla y el calor de mi semen derramándose por mis testículos.Ella se levantó. Fuimos a un restaurant francés. Lentamente fue descendiendo. Yo siempre me he negado, pero esta vez me vino de perillas. Era viernes y la ciudad estaba bellísima, los calores de octubre obligaban a todas estas bellas del caribe llevar ropas livianas. “Qué pena, tú te lo pierdes”, le susurró al oído, le dio una propina y le abrió la puerta para que saliera.–A ver si tu puedes cumplir mi deseo—me advirtió mientas me liberaba de las ataduras y con la otra mano acariciaba mi pene.— No e gustó el espectáculo. Yo con mis dos manos le abría los cachetes de su culito hermoso para ver mejor la penetración y de tanto en tanto, jugaba con mis dedos en su clítoris para mantenerla bien cachonda. Es una lástima que me tenga que ir otra vez a Buenos Aires, pero voy a volver, porque me has dejado más caliente de lo que he venido.
