Peludas Lesbianas Ardientes

Me senté en el borde de la bañera, sin dejar de acariciarlo ni de sostener su mirada. Porno español​ En nuestro nuevo pódium del sexo habían tomado posición varias innovaciones nuestras, como por ejemplo sentarme en su cara para que me lamiera o también que me escupiera en la boca mientras me cachaba. Después de verla gemir en cuatro, con sus tetas pesadas que balanceaban, arqueándose para sentir mejor las idas y venidas del juguete con lo cual la cachaba su amiguita, me era complicado resistir a las ganas de tocarme. Me miraba con morbo, le encantaba verme así cuando me la metía, con mis piernas largas, mis muslos firmes y redonditos, abiertos y tensos, mi concha llenada por su verga, mis tetas que saltaban al ritmo de sus movimientos de caderas, mi boca abierta y mis ojos clavados en los suyos. Con la palma hacia arriba y presionando mi clítoris con su pulgar, me penetró con tres dedos y se quedó unos segundos así, sin mover, para dejarme disfrutar de la sensación de tener la concha llena. Mis suspiros se aceleraron cuando concentró sus amplios lenguazos sobre mi clítoris.

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