–le digo sonriendoElla vuelve a apartar la mirada avergonzada, sabe que su cuerpo está reaccionando al contrario de lo que quiere expresar, me agacho y le pasó la lengua por la raja, ella suelta un suspiro y su cuerpo se agita, mi lengua le da varias pasadas y le doy una pasada por el clítoris, ella suelta un suspiro profundo mientras sus piernas tiemblan.-¡Te gusta que te coma el coñito! Porno –Suplicó con voz ronca –que no lo vea mi marido.-¡Ábrete bien de piernas que te pueda follar bien follada y no te dejare señales!Ella me lanzo una mirada desconcertada, abrió sus piernas ofreciéndome su coño, por primera vez estaba participando activamente en la follada, yo supe en aquel momento que iba a hacer de aquella hembra un puta de tamaño descomunal.-¡Tú marido no te folla así! Mi nombre no importa, vivo en la Costa Mediterránea, mi ocupación es fructífera pero poco recomendable, digamos que me aprovecho de las debilidades sexuales de algunas personas para cubrir las necesidades de otras, eso me permite vivir sin trabajar y disfrutar de situaciones aberrantes e irracionales y en este ámbito consigo casi todo lo que me propongo.Ni que decir tiene que solo me muevo por dos motivos dinero y depravación, este relato empieza en una
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Placeres Prohibidos En El Tren (expreso Del Punto G)
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