Dirijo una empresa y ahora la estamos relocalizando.—¿Y eso es bueno o malo?—Complicado. La conversación fluyó naturalmente, como si nos conociéramos de toda la vida. Porno español Estos días son de vacaciones. Decidí bajar a la sala para tomar un café y relajarme junto a la piscina antes del maratón de reuniones del día siguiente.En el ascensor, un hombre discutía por teléfono en un inglés entrecortado, con un acento que reconocí al instante: argentino. —preguntó mientras yo pedía un café.—No, para nada. Pero gracias —sonreí, tratando de no parecer brusca.—No hay problema, lo entiendo. Creemos que es un negocio beneficioso para ambos.El entusiasmo en su voz era contagioso, pero miré el desorden de mi escritorio y respiré hondo.—Hola, Eduardo. —pregunté, acercándome.—Algo así. Normalmente, las mujeres como tú ni me miran —dijo, con un dejo de tristeza en la voz.—Mira, a mí no me interesa lo superficial. Soy Eduardo, de la Empresa NN. Ojalá nos veamos por aquí.—Seguro. —dijo, sacudiendo la cabeza.—Bueno, en fin… Ojalá no sea verdad —murmuré mientras llegamos a la puerta principal.—Hasta aquí te acompaño —dijo Roberto—. A pesar de las conversaciones constantes y varias sesiones de terapia de pareja, mi relación con mi esposo no lograba encontrar un equilibrio, especialmente en el ámbito de la intimidad.Lo sentía distante, siempre ocupado
