Al hacerlo, la niña se quedó temblando, se tocaba los hombros y se llevaba las manos hasta su coño para luego probarse sus propios fluidos. Era imposible tener un cuadro de mayor sexualidad. Porno Los orgasmos más ricos de mi vida me los había dado ella, y si ahora quería regalarme uno en agradecimiento del «favor» que les estaba haciendo, ¿quién era yo para negarme? Al darme vuelta, su madre ya estaba de rodillas esperándome para echarse toda mi verga en su boca y limpiármela completamente, sacando todos los restos de mis jugos y los de su propia hija. Ella estaba realmente excitada, creo que estaba a punto de acabar si hubiese seguido chupando, metiéndole el dedo y frotando mi pierna, pero paré. Luego de besarle el cuello un buen rato y sentir con mis piernas los humedad y lo caliente que estaba, comencé a chupar sus tetitas pequeñas y ricas. Los grititos de placer y pequeño dolor que dio al momento de ser penetrada es lo más excitante que he escuchado en mi vida.
