Y ese saborcito dulce de felicidad se me avinagró. Porno Se apagó la fogata inesperadamente, pero sí. Relatarte más o menos lo que había hecho hasta ese momento, la obligación de entregar este cuerpo ante el soborno de ese hijo de… De su bendita madre. Solo le di una terapia final con un poquito de… «Quereme», para que no se olvidara tan pronto de mí. ¡Estando tu ausente, imaginariamente me retenías! Yo le dije algo así como…—¡Mejor hagámoslo por el hoyito tradicional! –Le respondo contrariada, pero mantengo la compostura, maquillada por mi cordial sonrisa. Y, aun así, tan palpable y pesadas como para no sentirlas, Camilo no se mueve.Deseo abrazarme a él. —Se me agota la paciencia y termino por gritarle.—Por supuesto, tú y tus ideas. El brillante verde se hizo acuoso debido a las lágrimas que brotaron amargas de mis ojos, mientras seguía envuelta en la melancolía, arropada por la dulce voz de esa mujer. «Mira que niña tan bonita, ¡Cómo están creciéndole las tetas!» O, «¡Que culo tan redondo y firme se le forma con ese pantalón!» «¡Pero mira que piernas tan largas y firmes!». Para que su obsesiva suposición tenga mediana resolución, y aunque inexacta, le entierre yo otra daga.—Abatida por el esfuerzo, me desplomé de medio lado sobre
