No me di cuenta que la puerta estaba mal cerrada.Ella no se inmutó. Porno ¿Te jode si me siento a ver tele con vos?Tenía una sonrisa tranquila, pero esos ojos… esos ojos me decían otra cosa. Le agarraba las tetas, le apretaba los pezones mientras se dejaba coger, callada y ardiente. La luz tenue del pasillo iluminaba apenas su figura. Y al mismo tiempo, puro pecado.Me acerqué lento, con la respiración agitada. Giró apenas la cabeza, me miró con esos ojos celestes y sonrió de costado. Esa imagen… su culo elevado, ofrecido, esperándome, me volvió loco. Me preguntó si ese lugar era seguro. Los dos al borde. No se inmutó. No hacía falta. Tenía puesto un shortcito mínimo y una musculosa que le marcaban con claridad los pezones duros. Se los tragaba enteros, caliente, mojada.Estaba completamente entregada.En un momento intentó girarse, como queriendo devolverme el favor. Tenía razón. Murió en esas paredes.Mi hija, sentada junto a mí, me preguntó qué me había parecido su amiga.Le respondí con calma, sin dudar:—Parece buena persona. El aroma, el sabor, la textura… todo me enloquecía. Era un manjar. Sin decir nada, me montó.La puerta seguía abierta y Sofía ahí, mirando, tocándose.Eso me calentó como nunca.
